En enero de 1989 vivía en Viena, en la Residencia de Estudiantes Birkbrunn, y desde marzo de ese mismo año en el Club Delphin, un centro del Opus Dei situado en un edificio de la década de 1980, de cinco pisos, práctico aunque de fachada anodina. Delphin ocupaba la planta baja y la primera. Estaba en el distrito VI de la capital, en un barrio que a mí se me antojaba de clase modesta. El nombre Delphin nos parecía a algunos de los que residíamos allí demasiado infantil, y nos molestaba que la casa diera a entender como nota principal un interés singular por ese cetáceo. Propusimos rebautizarlo con otros nombres, sin éxito.
Petersplatz 6, enfrente de la Iglesia de San Pedro, en el distrito I de Viena, es un edificio estrecho y alto, barroco, reconstruido, pensado desde el origen como casa parroquial. En la fachada sobresale una escultura de san Pedro, de aspecto forzudo y con las llaves del reino de los cielos. El bloque consta de cuatro pisos estrechos pero con mucho fondo, y de tres plantas de sótano. Todo estaba muy limpio y muy bien puesto. Todo funcionaba a la perfección.
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En Gunoldstraße 14, en el Centro de Prensa Internacional, Ricardo Estarriol alquilaba una oficina por cuenta de La Vanguardia y a mí me prestaba una mesa y otros medios que facilitaban mi trabajo para el diario madrileño ABC. En abril de 1989 mi situación financiera mejoró. Pude independizarme de Ricardo y trasladarme a un estudio en la Bankgasse 8, oficina número 208. A partir de abril de 1989, almorzaba en la antigua casa parroquial de Peterskirche, en lugar del Club Delphin, porque pasaba muchas horas en la oficina de la Bankgasse, situada muy cerca a pie de Petersplatz y no tanto de Delphin. El paseo de la Bankgasse a Petersplatz me resultaba muy agradable.
He escrito este libro por dos razones. Cuando trabajaba en mi tesis doctoral, sobre el periódico austriaco Neue Freie Presse (NFP), el año 1938, la anexión de Austria por Hitler, periodistas y periodismo, eché de menos memorias personales de redactores y corresponsales de aquel rotativo. A lo mejor algunos las escribieron y no han llegado a nosotros por la hecatombe de la Segunda Guerra Mundial. En cualquier caso, la historia sería más rica si dispusiéramos de tales documentos. Publicando lo que viene a continuación quizá haya quien en el futuro se pueda aprovechar de estos apuntes. Hay otro motivo directamente personal: con las notas que tomaba y que ahora he editado, he pretendido aclararme y adquirir mayor conciencia de lo que pasó y me pasó.
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A finales de 1989, por iniciativa de Luis María Anson, director de ABC, ante los cambios políticos y sociales en curso en Polonia, me instalé en Varsovia, en donde permanecí hasta 1993, cuando regresé a Madrid. En 1996 dejé de ser numerario del Opus Dei pero he seguido ligado a esa institución como cooperador. Estoy casado desde 1997 y tengo tres hijos.
En enero de 1989, Alemania estaba divida en dos y Europa partida en la Europa del Este, oficialmente comunista, y en la Europa occidental. Todos creían, incluidos los más expertos, que así sería por años sin cuenta. En el transcurso de 1989 el comunismo se derrumbó en Europa como un castillo de naipes, al igual que su símbolo más conocido: el Muro de Berlín. [...].