¿Cambiaríamos de sexo si fuera fácil, rápido, gratis, indoloro y sin efectos secundarios?
Problemas de la identidad de género
El pasado 22 de febrero de 2024 celebramos una nueva sesión de nuestros Diálogos de Nueva Revista. Debatimos sobre el texto Claves para comprender las nuevas políticas de identidad, escrito por Benigno Blanco.
Le formulé la pregunta que sigue. Supongamos que la técnica avance tanto que el cambio de sexo sea extraordinariamente rápido, fácil, gratis y sin efectos secundarios. ¿Cual sería la razón profunda y convincente, si la hay, para desaconsejarlo?
Las respuesta de Benigno Blanco fue que no creía que ese avance de cambio de sexo tan contundente sea realidad en un futuro imaginable. Adujo que el sexo no son solo los genitales, sino que está en cada una de las células de nuestro cuerpo.
Esa argumentación se parece a la de Paul Cullen en su artículo ¿Qué es eso del transhumanismo? Afirma Cullen sobre la fusión de la mente humana con la máquina: «No existe actualmente evidencia alguna de que eso vaya a ser posible, ni siquiera remotamente posible».
¿Pero y si las predicciones tanto de Benigo Blanco como de Paul Cullen fallan?
Me parece que solo aceptando al Dios bíblico, al del Antiguo y el del Nuevo Testamento, se puede aducir una razón profunda y convincente para no cambiar de sexo aun cuando fuera facilísimo hacerlo. Dios nos ha creado y nos quiere como hombres y mujeres. Él es el que nos da la identidad, porque conoce a cada uno. El camino no es la rebelión sino la aceptación. Etc., etc. Es decir, la respuesta última y convincente solo puede ser teológica.