El latín, el poder y la capacidad productiva
Cuando solo cuenta el saber que se justifica por lo que se puede hacer con él
Querida Martina (1):
Me escribes que al final te has decidido por estudiar Medicina en lugar de Filología Clásica. Con Medicina, argumentas, una vez que saques el MIR tendrás un puesto de trabajo y un sueldo que fácilmente puede ir creciendo. Con el Latín, añades, el futuro sería completamente incierto. Entiendo lo que dices y sé que tus padres te han animado a que actúes como has actuado. Estoy seguro de que te convertirás en una médico magnífica y no seré yo quien insista en que debes estudiar Latín en vez de Medicina. Sin embargo, te invito a que consideres estas palabras:

«La capacidad productiva es inútil si no sabemos para qué sirve, si dejamos de preguntar quiénes somos y cuál es la verdad de las cosas. El aislamiento del saber de dominio es el trono del orgullo, cuya caída es consecuencia inevitable de su falta de fundamento. Si solo cuenta el saber que se justifica por lo que se puede hacer con él, somos necios miopes que construimos sobre un terreno vano. Adoptando esa actitud, elevamos el “poder” a la condición de criterio exclusivo y traicionamos nuestra auténtica vocación: la verdad. La sabiduría del orgullo se torna trivial necedad. A ese ánimo crítico, que lleva al hombre a censurarlo todo excepto a sí mismo, oponemos la apertura a lo infinito, la atención y la capacidad de sentir la totalidad del ser: la humildad de un pensar dispuesto a inclinarse ante la majestad de la verdad, pues de la verdad no somos jueces, sino mendigos» (Ratzinger Cooperadores 122) (2).
Te pido, Martina, que reflexiones sobre la expresión «verdad de las cosas» y el resto de las negritas con que he destacado algunas ideas. ¿Para qué sirve amar? ¿Para qué sirve cuidar a un enfermo? ¿Para qué sirve preocuparse por un niño que sufre de nacimiento una altísima dependencia? Hay que estudiar la «verdad de las cosas» para convencerse de que todo eso vale mucho, aunque se aleje de la lógica de la producción.
Observa, además, Martina, te lo pido, que los Estados, de forma más o menos consciente, aplican el «saber de dominio» muchas veces para someter a sus súbditos e ir en contra, incluso, de la lógica de la correcta producción y en contra de la «verdad de las cosas». Fíjate en el dinero. El Banco Central crea dinero de la nada. Ese dinero se lo presta gratis al aparato del Estado. Todo lo que se produce en ese Estado se devalúa, la inflación se dispara, y ese dinero falso, ficticio, sin respaldo, beneficia solo a unos pocos: a los poderosos y a los amigos de los poderosos. No creas que esto son solo teorías. Estudia la crisis financiera de 2007-2008 y verás. Estudia las consecuencias de la guerra de Ucrania, y verás. Considera a dónde van a parar algunas «ayudas» de los Estados, y verás. El sistema bancario occidental está podrido. Te paso un artículo de hoy mismo para que abundes en esto, si te apetece (en la nota 3, al final).
Te propongo que consideres también este párrafo:
«La verdad se revela únicamente a los corazones despiertos y humildes. Si los grandes logros de la ciencia solo son posibles gracias al trabajo profundo, atento y paciente, dispuesto siempre a corregirse y a dejarse instruir, no resultará difícil entender que las verdades supremas exijan gran constancia y una enorme humildad intelectual. Ambas son actitudes originarias del hombre. Solo al pensamiento humilde, al que no desaniman las contrariedades y no se deja seducir por el aplauso ni abatir por la oposición —ni siquiera por los deseos e inclinaciones del propio corazón—, solo a una humildad de pensamiento semejante se le abre la sublimidad de la verdad. Por lo demás, solo cuando se nos revela la verdad quedamos en condiciones para acceder a la verdadera grandeza del hombre» (Ratzinger Cooperadores 122).
En la ciencia es necesario un trabajo «profundo, atento y paciente» para avanzar. Lo mismo en la filosofía. Lo mismo en la teología. Solo al humilde, dice Ratzinger, se le abre la sublimidad de la verdad, que es un proceso siempre en marcha, nunca estático.
Te quiere y te aprecia mucho,
Lotrives
Notas:
(1) Martina es un nombre ficticio.
(2) Bibliografía citada: https://lotrives.substack.com/p/bibliografia-de-lotrives