El sentido de la Navidad
«Cuando entre los hombres no se honra a Dios, deja de honrarse también al hombre»
Hoy es 29 de diciembre de 2024, fiesta de la Sagrada Familia. Copio dos titulares del día: «Putin se disculpa por “el trágico incidente” que derribó un vuelo comercial de Azerbaiyán»; «Los ataques de Israel se cobran la vida de más de 200 reporteros en Gaza desde el 7 de octubre de 2023». Por asociación de ideas, pienso en la paz, de forma especial en Ucrania y en Tierra Santa.
¿Cuál es el primer villancico de la historia? Responde Joseph Ratzinger: «El primer villancico de la historia, con el que queda fijado para todas las épocas el tono íntimo de la Navidad, no procede de los hombres. San Lucas nos lo transmite como la canción de los ángeles, que fueron los evangelistas de la Nochebuena: “¡Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad!” (Lc 2:14). Este cántico establece una regla y nos ayuda a entender de qué trata la Navidad». (1)
La regla: no hay paz si antes no hay gloria a Dios. La paz es consecuencia del empeño personal y colectivo por dar gloria a Dios. ¿Y qué es dar gloria a Dios? Pues seguro que tiene que ver con convencerse de que existe, de que es una persona, de que se interesa por nosotros y de que su reputación, fama y honor son extraordinarios, de que sus acciones y sus cualidades son tan excelsas que vale la pena ponerlo siempre en primer lugar y aprender constantemente de él.
Sigamos con Ratzinger: «Quien se ocupa de los hombres y su prosperidad, debe buscar ante todo dar gloria a Dios. La gloria de Dios no es un asunto privado, del que cada cual deba ocuparse según su capricho, sino un quehacer público. Es un bien común, y cuando entre los hombres no se honra a Dios, deja de honrarse también al hombre». (2)
Pero paz, en sentido bíblico, significa mucho más que la mera ausencia de guerra. Es, antes, el estado recto (justo y ajustado a la verdad) de las cosas humanas, personales y sociales.
Alfred Delp (Mannheim, 15/9/1907-Berlín, 2/2/1945) fue un jesuita ejecutado por los nazis por defender el «estado recto». El 23 de enero de 1945, a pocos días de ser enviado a la horca por un tribunal de Hitler (el dios-ídolo de la época), escribió:
«Has elegido un momento difícil para recomenzar. Pero eso no importa. […]. Deseo que entiendas lo que he querido, por si no llegamos a conocernos del todo en esta tierra. Mi propósito vital, mejor, que se me propuso, es aumentar la alabanza (gloria) y adoración a Dios, ayudar a que las personas sean seres humanos según el orden de Dios y en la libertad de Dios. Quería ayudar y quiero ayudar a encontrar una salida a la gran dificultad en la que nos hemos metido los humanos y por la que hemos perdido el derecho a ser humanos. Solo el que adora [a Dios], el que ama y vive según el orden de Dios, es humano, libre y capaz de vivir [auténticamente]. Con lo anterior te he comunicado algo que te deseo como ideal, tarea y encargo». (3)
Alfred Delp entendió muy bien lo que era la Navidad.
Feliz 2025 te desea Lotrives.

(1) Ratzinger, Joseph. (2022) [1991]. Cooperadores de la verdad. Reflexiones para cada día del año. Introducción, trad. y notas de José Luis del Barco. Madrid: Rialp, p. 490. Tít. orig. Ratzinger, Joseph. (1990) [1979]. Mitarbeiter der Wahrheit: Gedanken für jeden Tag. Würzburg: Naumann.
(2) Ib. p. 491.
(3) Cita tomada de Der Grosse Sonntag-Schott. Für die Lesejahre A-B-C. (1975). Freiburg/Basel/Wien: Verlag Herder, p. 61. El texto original proviene de Delp, Alfred. (1958, 2.ª ed.). Kämpfer-Beter-Zeuge. Letzte Briefe [‘Combatiente-Orante-Testigo. Últimas cartas’]. Berlín: Morus Verlag. Traducción del alemán de Lotrives.