¿Cómo mueren las democracias?
Mintiendo sobre las finanzas públicas y la naturaleza del dinero
Últimamente se puede leer mucho sobre el declive e incluso la muerte de las democracias, como el informe 2024 de la institución sueca International Institute for Democracy and Electoral Assistance (IDEA), los libros de Steven Levitsky y Daniel Ziblatt Cómo mueren las democracias y La dictadura de la minoría, etc.
En ninguno de esos trabajos, sin embargo, se menciona algo que a Lotrives le parece importante: las democracias, los Estados y los imperios decaen y mueren, también y no en menor medida, porque sus elites gobernantes mienten, fundamentalmente en la exposición de cómo están las finanzas públicas, qué es el dinero y la creación de riqueza.
A continuación me voy a servir de todos textos que aclaran lo que he dicho en el párrafo anterior. Son como una síntesis de lo que debiera ser (funcionamiento de la economía, naturaleza del dinero y cuentas públicas) y obviamente no es.
El primer fragmento es el de un joven Ludwig von Mises, que con el correr de los años se convirtió en uno de los economistas más importantes de todos los tiempos. Publicó en el diario austriaco Neue Freie Presse, en el lejano 29/1/1929, lo que sigue:
«El punto de partida histórico de la economía científica es el conocimiento adquirido en el siglo XVIII por los fisiócratas1 en Francia y por los escoceses David Hume y Adam Smith de que los precios, los salarios y las tasas de interés están determinados inequívocamente, o al menos dentro de límites estrechos, por la situación del mercado, y que el precio de mercado actúa como regulador de la producción.
»La imposición de un precio máximo de ninguna manera puede lograr la intención de asegurar el suministro más barato para la población. Si se ordena oficialmente ese precio máximo, se producirá una escasez, incluso un cese total, del abastecimiento al mercado del artículo en cuestión al que se ha fijado el precio. La intervención logra así lo contrario de lo que pretende conseguir. La situación es similar con la regulación política, por parte del poder, de los salarios y las tasas de interés, y no es diferente con las intervenciones en el comercio con países extranjeros. […]. Ricardo demostró […] que las medidas de política comercial para proteger un sistema monetario que no ha sido hecho añicos por la inflación son superfluas y que no podrían detener el deslizamiento del poder adquisitivo de la unidad monetaria provocado por la inflación»2
Ya en nuestro 2024, Santiago López plasmaba en Cinco Días unos posibles e inquietantes pensamientos de los altos funcionarios del Banco Central Europeo:
«Un sistema bancario de reserva fraccional3 y moneda fiat4 es la roca sobre la que construimos nuestra iglesia. Seguiremos incansablemente con nuestros programas educativos indicando que este es el único camino a seguir no vaya a ser que algún radical juegue con la idea del dinero y tipos de interés de libre mercado. Para ello hemos reforzado nuestro Departamento de Economía Vudú y nuestra Consejería de Dinero que cae del Cielo tras cerrar nuestros Departamentos de Consecuencias Inesperadas e Historia Económica que bien es sabido no valen para nada.
»En nuestra próxima junta general mantendremos nuestro récord ininterrumpido de 50 años sin pagar dividendos ya que no tenemos accionistas. No haremos donaciones caritativas más allá de financiar los programas que los Gobiernos nos indiquen5 y, una vez más, seguiremos sin ser auditados (lo que nos confiere una ventaja competitiva sin precedentes). Finalmente entregaremos, a título póstumo, nuestra Medalla de Oro y Diamantes a Johannes Gutenberg, sin cuya invención nada de esto hubiese sido posible.
»Se nos presenta un brillante futuro en el que no hay límite para nuestras acciones. Como dijo uno de nuestros consejeros: “Hacemos algo... y si nadie arma un escándalo, porque la mayoría de la gente no entiende lo que hemos hecho, seguimos paso a paso hasta que ya no hay vuelta atrás”».6
Convendría aprender esas lecciones y exigir a los gobiernos de los países del euro que se ajusten a la verdad en los asuntos del dinero, según lo que expresan los textos de Ludwig von Mises y Santiago López cada uno por su cuenta. Los que están al frente de nuestras democracias miran a ese respecto para otro lado, como se evidencia en la gigantesca deuda estatal, en la estafa piramidal de la jubilación7 y en una carga fiscal creciente e injustificada, por citar tres casos especialmente graves.
Según IDEA, la energía para renovar el proyecto democrático radica en la capacidad de la sociedad civil para organizarse y en que se exija rendición de cuentas. Habría que ir por ahí.
Fisiocracia: https://dle.rae.es/fisiocracia.
Ludwig von Mises: «Karl Menger und die Österreichische Schule der Nationalökonomie» [Carl Menger y la Escuela Austriaca de Economía], Neue Freie Presse (Viena), núm. 23123 (29/1/1929), 2-3. Traducción de alemán de © Lotrives.
Reserva fraccional: si todos fuéramos a reclamar nuestro dinero depositado en los bancos, los bancos se hundirían.
Moneda fiat: el euro, por ejemplo. El BCE imprime billetes a placer según muchas veces los caprichos de los gobiernos para financiar en bastantes casos solo los caprichos de los gobiernos, por ejemplo, guerras, no para fomentar la riqueza real de los ciudadanos.
El Gobierno como tal no crea riqueza, la crean las (buenas) empresas. Tampoco tiene la mejor información sobre lo que conviene financiar y cae con frecuencia en corruptelas, como es manifiesto. Los puestos de trabajo no los crea como tal el Gobierno, sino las (buenas) empresas. Es (muy) difícil crear buenas empresas.
Santiago López: «Carta desde el futuro 2050 del BCE dando parte de la destrucción del euro. Reconstrucción satírica del informe anual del organismo supervisor europeo al llegar al medio siglo». Cinco Días (Madrid), 7-8/12/2024, p. 8.
Puesto que ese ingreso que cobran proviene del trabajo de los que están en activo, no del dinero que en su día retiró el Estado de sus nóminas.