Las «verdades primitivas y santas» frente a la tolerancia
Juan Donoso Cortés y Joseph Ratzinger
Publicó Juan Donoso Cortés: «La intolerancia doctrinal de la Iglesia ha salvado el mundo del caos. Su intolerancia doctrinal ha puesto fuera de cuestión la verdad política, la verdad doméstica, la verdad social y la verdad religiosa; verdades primitivas y santas, que no están sujetas a discusión, porque son el fundamento de todas las discusiones; verdades que no pueden ponerse en duda un momento, sin que en ese momento mismo el entendimiento oscile, perdido entre la verdad y el error, y se obscurezca y enturbie el clarísimo espejo de la razón humana».1
Juan Donoso Cortés (1809-1853), filósofo y diplomático español, odiado por muchos, admirado también por no pocos, habla de «verdades primitivas y santas». Se refiere, como señala José Luis Monereo Pérez, no a las primeras verdades abstractas, que todos aceptamos. Tampoco a las verdades científicas, sino a las verdades del «hombre caído» (el pecado original). Donoso las llama domésticas, sociales, políticas y religiosas. Son las creencias y leyes necesarias para gobernar nuestra vida.
Obsérvese ahora cómo entronca el pensamiento de Joseph Ratzinger (1927-2022) con el de Donoso Cortés. Escribe quien se convertiría en el papa Benedicto XVI:
«Si la tolerancia forma parte de los fundamentos de la Edad Moderna, entonces la afirmación de haber conocido la verdad esencial ¿no será una arrogancia pasada de moda?, ¿no será mejor rechazarla, si se quiere romper la espiral de violencia que recorre la historia de las religiones? Esta cuestión se plantea de manera cada vez más dramática en el encuentro actual entre el cristianismo y el mundo, y se va difundiendo la convicción de que la renuncia a las pretensiones de la fe cristiana de ser la verdad es la condición fundamental para la reconciliación entre el cristianismo y la modernidad».2
Una forma de salir de esa aporía la propone el mismo Ratzinger. Consiste en identificar a Dios con el Bien, la verdad con el amor. Se trata de aplicar el principio de san Juan de la Cruz, aquel de poner amor donde no hay amor para sacar amor. Las palabras de Ratzinger son estas:
«El concepto bíblico de Dios conoce a Dios como el Bien, como el Bueno (cf. Mc 10, 18). Este concepto de Dios alcanza su cota más alta en la afirmación joánica: Dios es amor (1 Jn 4, 8). La verdad y el amor son idénticos. Esta proposición —comprendida en toda su profundidad— es la suprema garantía de la tolerancia; de una relación con la verdad cuya única arma es ella misma y que, por serlo, es el amor»3.
Más sobre tolerancia: https://www.nuevarevista.net/convivencia-civica/
Más sobre Ratzinger: https://www.nuevarevista.net/ratzinger-a-debate/
Juan Donoso Cortés: Ensayo sobre el catolicismo, el liberalismo y el socialismo. Editorial Comares, 2006 (edición a cargo de José Luis Monereo Pérez), p. 26.
Joseph Ratzinger: Fe, verdad y tolerancia. Sígueme, 2005, p. 183.