Tras la lectura de How to be Holy, uno de los últimos libros de Peter Kreeft,1 extracto a continuación ideas de los pasajes que más me han llamado la atención. Se trata de una obra muy recomendable, como todas las de Kreeft, con el potencial para cambiar la vida a mejor. Lástima que todavía no haya sido traducida al castellano. La numeración corresponde a los capítulos de su libro en la versión Kindle, con la que he trabajado.
1. Diez razones por las que leer este libro
Cuando los profesores y los estudiantes se juntan, experimentan los mismos errores. Unos aprenden de otros.
Una respuesta modesta a una pregunta importante es más valiosa que una gran respuesta a una pregunta de poca importancia. Por ejemplo: un pequeño consejo para mejorar la dieta es mejor que arreglar por completo el cuarto de baño. Otro ejemplo: ser un poco más santo, aunque solo sea para una persona, es mucho más importante que un asunto que ayudara a triunfar materialmente a muchos. No nos podemos llevar a la eternidad a nadie ni a nada con nosotros, excepto a nosotros mismos.
Los libros cortos [como este de Kreeft] son los más poderosos.
El amor es esencialmente un acto de la voluntad, no un sentimiento (Love is essentially not a feeling but a willing). Somos, pues, responsables de si amamos, porque dominamos nuestra voluntad, no nuestros sentimientos. Los sentimientos nos vienen; nosotros producimos el amar (Feelings happen to us, we happen to love). Pero cuidado, a malos sentimientos (culpa, odio, resentimiento, impotencia, miedo, odio a sí mismo) siguen malas voluntades.
Sobre Dios: todas las religiones dan una visión de él, ninguna lo capta por completo.
Perfecto no quiere decir que nunca nos equivoquemos, que nunca pequemos, quiere decir «acabado», «completo».
El dilema del Dr. Rieux de Albert Camus en La peste: 1) El sentido de la vida es ser santo. 2) No se puede ser santo sin Dios. 3) No hay Dios.
2. Una idea radical que cambia la vida
Dios es real. Es el Ser perfecto.
Nos quiere. Quiere siempre y solo lo que es mejor para nosotros.
Dios es todo bondad, todo poder, todo sabiduría, sin defectos (omnibenevolencia, omnipotencia, omnisciencia). Si no supiera todo sobre nosotros y sobre lo que nos conviene, no nos podría ayudar.
Romanos 8: 28: «Todo es para bien de los que aman a Dios» (For those who love God all things work together for good). Dios, con su inteligencia y voluntad, posibilita la consecución de ese objetivo. La fe, la esperanza y el amor son aspectos del abandono en Dios. La visión de verdad reflejada en Romanos 8: 28 es la de un Dios omnibenevolente, omnipotente y omnisciente. En la tierra, esa percepción es floja, de ahí la dificultad de la santidad.
3. Por qué esta idea no es tan ridícula como parece
Romanos 8: 28 no afirma que todo es una maravilla. Romanos 8: 28 no es el «Mira siempre el lado bueno de la vida» (Always look on the bright side of life), el título de la famosa canción de Monty Python. Piénsese en Hiroshima, en Auschwitz, etc. El mal es real. Horriblemente real. De ahí la radicalidad del versículo de san Pablo. No todas las cosas son buenas, pero operan juntas para el bien. La respuesta al problema del mal («que no debería existir si Dios existiera») es la siguiente: la bondad, el poder y la sabiduría de Dios son tan grandes que permiten que exista el mal para sacar bienes mayores, al final. Dios escribe una novela, que tiene tiempo, no una ecuación, que está fuera del tiempo; estamos dentro de una gran novela. Dios escribe una historia verdadera, no hemos llegado al final de esa historia.
Pero no todas las cosas son para bien para todos, sino solo «para los que aman a Dios», para los que optan por Dios.
El poder de pensar en positivo tiene sus ventajas, pero san Pablo también creía en el mal, en el pecado original, en el infierno; era un realista.
4. Una prueba lógica irrefutable de la verdad de Romanos 8: 28
Romanos 8: 28 es verdad incluso ante la muerte, que es la suma de todas las pérdidas, de todos los males físicos (los males espirituales son mucho peor). Es verdad incluso ante la muerte porque después viene el cielo.
Las alternativas a Romanos 8: 28 son: no hay Dios (ateísmo) o hay un Dios débil, estúpido o malo: es decir, paganismo o idolatría.
Dios puede transformar el mal (el pecado) en bien: por el arrepentimiento, que nos hace humildes y sabios. Por eso Dios no nos da la gracia de un golpe para superar todos los pecados, eso nos haría soberbios, el peor de todos los pecados.
Dios nos hace santos por medio de nuestra propia elección voluntaria o, en contra de nuestra voluntad, por medio del sufrimiento. Sufrimiento es todo lo que nos sucede contra nuestra voluntad, porque nuestra fe, esperanza y amor no son lo suficientemente fuertes.
5. Cómo estas verdades cambian nuestra vida
La marcas o frutos del espíritu de Dios son la paz y la alegría que el mundo no puede dar; no la satisfacción de deseos conocidos que terminan en el aburrimiento.
Debilidades, locuras y miedos son males dentro de nosotros. El egoísmo proviene del miedo a perder algo que nos proporciona felicidad. Solo la fe aleja nuestros miedos.
Romanos 8: 28: Dios me ama más que yo me amo a mí mismo.
6. Dios como nuestro gurú
Por nuestra parte se corresponde con confianza a la autoridad de un gurú.
Dios actúa como gurú por la divina providencia. La providencia equivale a nuestro plan individual de educación cuando Dios permite que nos pasen cosas malas, porque es parte de lo que necesitamos. Los sufrimientos y las pérdidas son pequeñas muertes, pero Dios transforma la muerte en vida, mucho más las pequeñas muertes. Tampoco los animales domésticos entienden cuando les llevamos al veterinario. Comparemos la mente de Dios con la mente nuestra y con la mente de un
gato: nuestra mente está mucho más lejos de la de Dios que la de un gato respecto de nosotros. En el cielo veremos nuestra vida desde la perspectiva de Dios. Por eso cuando la vida abofetea, se puede decir con toda razón: «Gracias, Dios mío, lo necesitaba».
Una libertad forzada (por Dios) es una contradicción en sí misma y por lo tanto intrínsecamente imposible. Dios no nos fuerza para que elijamos el bien en lugar del mal.
Un mundo de fantasía e irreal consiste en figurarse sabios y santos sin sufrimiento.
[Continuará: el libro de Kreeft consta de 35 capítulos breves y de dos apéndices. Aquí hemos tratado solo los seis primeros].
Peter Kreeft: How to be Holy. First Steps in Becoming a Saint. Ignatius Press, 2016.