¿Las relaciones como solución para una «vida plena y satisfactoria»?
«La sola causa de la infelicidad del hombre es que no sabe quedarse tranquilo en su habitación» (Pascal)
Aristóteles empleó el término eudemonía para referirse a un estado de bienestar en el que la persona experimenta que su vida tiene sentido y propósito. Se contrapone a la hedonía, de donde procede la voz hedonismo, que describe la felicidad efímera de los distintos placeres: comida, bebida, sexo, dinero, poder y fama, fundamentalmente. Casi todos buscamos eudemonía sin renunciar a los placeres, pero la experiencia enseña que lo segundo, si se absolutiza, lleva a la destrucción.
Robert Waldinger, profesor de Psiquiatría en la Facultad de Medicina de Harvard, y Marc Schulz, doctor en Psicología Clínica por la Universidad de California (Berkeley), concluyen en el libro Una buena vida que la salud, el dinero y el éxito profesional influyen, pero nada resulta tan importante para alcanzar una vida plena y satisfactoria como las relaciones personales. La base de La buena vida es el Estudio Harvard sobre el Desarrollo en Adultos, donde se han seguido las trayectorias vitales de dos generaciones de individuos de las mismas familias, durante más de ochenta años, para tratar de responder a la pregunta sobre qué nos hace felices.1
Waldinger y Schulz insisten con razón en la importancia de las relaciones a lo largo de toda la investigación. Pero quizá convenga escuchar otras voces para ampliar el contexto y los puntos de vista.
El Kempis, en el capítulo sobre la soledad y el silencio, anota: «Dijo uno: “Cuantas veces estuve entre los hombres, volví menos hombre”. Lo cual experimentamos, por cierto, cuando mucho hablamos. Más ligera cosa es callar siempre que hablar sin errar. Más fácil encerrarse en su casa que guardarse del todo fuera de ella. […]. Ninguno se muestra seguro en público sino el que se esconde de grado».2 Ese uno al que cita el Kempis es Séneca.3
La propuesta de Pascal no es menos tajante: «Distracción. En ocasiones, cuando me pongo a pensar en las diversas actividades de los hombres, los peligros y problemas con que se enfrentan en la corte, o en la guerra, dando lugar a tantas riñas y pasiones, empresas arriesgadas y a menudo perversas, etcétera; a menudo he dicho que la sola causa de la infelicidad del hombre es que no sabe quedarse tranquilo en su habitación».4
El Kempis y Pascal, por supuesto, no niegan la importancia de las relaciones, pero sí arrojan luz desde otros ángulos a la empresa de la búsqueda de la felicidad. Una conclusión probablemente cierta, a la que se llega con esas breves aportaciones, es que también el Estudio de Harvard necesita el complemento de la (buena) filosofía y de la (buena) teología para que sea útil.
Véase en Nueva Revista la reseña al libro de Schulz y Waldinger:
https://www.nuevarevista.net/robert-waldinger-marc-schulz-una-buena-vida/
Más sobre bienestar emocional en Nueva Revista:
https://www.nuevarevista.net/bienestar-emocional/
Robert Waldinger, Marc Schulz: Una buena vida. El mayor estudio mundial para responder a la pregunta más importante de todas: ¿qué nos hace felices? Planeta, 2023. Traducción del inglés de Gema Moraleda Díaz. Título original: The Good Life. Lessons from the World’s Longest Scientific Study of Happiness.
Tomás de Kempis: Imitación de Cristo. BAC, 2011, p. 166 (Libro 1, capítulo 20).
Véase la versión en alemán del Kempis, de Wendelin Meyer y de Lothar Hardik, en: Thomas von Kempen: Die Nachfolge Christi. Butzon and Bercker, 2018, p. 406, nota 12.
Peter Kreeft: Cristianismo para paganos modernos. Los Pensamientos de Pascal editados, esquematizados y explicados. Tecnos, 2016 (trad. de Julio Hermoso Oliveras). Punto número 136 (de los Pensamientos de Pascal, en la edición inglesa de Krailsheimer), pp. 159-60.