Un alto dignatario de la Iglesia católica se entrevista con un dirigente plenipotenciario del Opus Dei. El encuentro se celebra en el Vaticano, en un despacho con dos sillas separadas por una mesa. No hay libros. No hay decoración. No hay ordenadores. No hay nada más que un crucifijo moderno de madera de caoba en una de las cuatro paredes blancas y una ventana con vistas al patio de san Dámaso.
—(Iglesia) Único punto del orden del día: la propuesta de los nuevos estatutos por los que se ha de regir el Opus Dei. Déjeme que antes resuma la situación. Primero: el motu proprio Ad charisma tuendum (14/7/2022), por el que el Opus Dei pasa a depender del Dicasterio para el Clero en lugar del Dicasterio para los Obispos. Ordena también que el prelado del Opus Dei ya no sea obispo y presente un informe anual sobre el estado de la prelatura y su labor apostólica. Segundo: la carta apostólica en forma de motu proprio por la que se modifican los cánones 295-6 relativos a las prelaturas personales (8/8/2023). En este decreto, el papa asimila el Opus Dei a las asociaciones clericales públicas de derecho pontificio. Pregunta: ¿están ustedes enfadados por los cambios que introducen esas normas?
—(Opus Dei) No, eminencia. El Opus Dei está para servir a la Iglesia.
—(Iglesia) ¿Pero están ustedes enfadados, sí o no?
—(Opus Dei) No, eminencia. En el Opus Dei estamos siempre con el santo padre.
—(Iglesia) Su contestación estereotipada me impulsa a darle a un consejo. No debieran ustedes en el Opus Dei sentir nostalgia por los tiempos de Juan Pablo II, cuando este santo padre tomó la decisión de que ustedes fueran una prelatura personal, la única, es decir, un obispado sin territorio, compuesto por fieles ligados a un obispo con una misión especial dirigida a todos los rincones del mundo. Ni siquiera Joseph Ratzinger era partidario de que el Opus Dei fuera una prelatura personal, aunque luego lo aceptara siendo ya Benedicto XVI. Ustedes saben igual que yo que la decisión de Juan Pablo II no gustó al colegio episcopal universal. Los obispos quieren mando único y exclusivo en su territorio. No desean instituciones jerárquicamente a su altura, como antes el Opus Dei. Por esa y por otras razones de buen gobierno, Francisco ha revertido la situación. ¿Le parece que he resumido bien?
—(Opus Dei) No estoy seguro, eminencia.
—(Iglesia) Sabe usted, han llegado muchas quejas al Vaticano todos estos años sobre experiencias muy desafortunadas de muchos exmiembros del Opus Dei cuando eran miembros del Opus Dei, de prácticas proselitistas inadecuadas dentro del Opus Dei —de tal manera que hasta hemos prohibido la palabra proselitismo—, de ambición de riqueza material por parte del Opus Dei, de su preferencia por las clases altas, de que subordina a las mujeres y de que practica una dirección espiritual no acorde con la libertad de conciencia. Los últimos coletazos de todo eso son el documental El minuto heroico. Yo también salí del Opus Dei, el contencioso por el santuario de Torreciudad y el caso José María Martínez, numerario del Colegio Gaztelueta. ¿Piensa usted que se trata de maniobras para que los estatutos del Opus Dei no se aprueben según el borrador que ustedes han presentado?
—(Opus Dei) El Opus Dei reconoce que en ocasiones no ha estado a la altura de lo que entiende como su misión, pero desea aprender de sus errores, pedir perdón caso a caso cuando haya actuado mal, compensar el daño hecho espiritual y económicamente, y continuar sirviendo a la Iglesia. Nos parece que José María Martínez es inocente, aunque se nos pida que se le expulse como numerario tras una sentencia en segunda instancia que fue exculpatoria de los supuestos abusos sexuales por los que se le había condenado en primera.
—(Iglesia) No entro en el caso José María Martínez. Repito la pregunta: ¿Piensa usted que lo mencionado son maniobras para que los estatutos del Opus Dei no se aprueben según el borrador que ustedes han presentado?
—(Opus Dei) No estoy seguro, eminencia.
—(Iglesia) Ustedes son ahora una asociación de clérigos. ¿Son ustedes conscientes de que instituciones eclesiásticas suyas como el santuario de Torreciudad y la Universidad de Navarra han de pasar a depender jerárquicamente del obispo de Barbastro-Monzón y del obispo de Pamplona, respectivamente?
—(Opus Dei) El Opus Dei actuará según ordene el santo padre.
—(Iglesia) Bien. Hablemos entonces del artículo 3 del segundo motu proprio. Dice: «Los laicos pueden dedicarse a las obras apostólicas de la prelatura personal; pero ha de determinarse adecuadamente en los estatutos el modo de esta cooperación orgánica y los principales deberes y derechos anejos a ella». En el borrador de estatutos que nos presentaron no se determinaba de una forma jurídicamente adecuada el papel de esa cooperación. Dentro de unos días recibirán ustedes los estatutos que ha redactado el equipo de derecho canónico del Vaticano, y que tendrán que aceptar.
—(Opus Dei) ¿Cómo queda regulado entonces el papel de los numerarios laicos?
—(Iglesia) Lo verá en breve.
—(Opus Dei) ¿No puede anticiparme nada? En el Opus Dei hay mucha inquietud precisamente por ser una institución esencialmente laical. Los clérigos somos una minoría. Permítame, eminencia, que insista: ¿queda preservado el carácter laical de los numerarios laicos, y valga la redundancia?
—(Iglesia) Lo verá en breve. Y recuerde: Dios escribe derecho con renglones torcidos.
Lotrives, lo anterior pretende ser una fábula. ¿Por qué? Porque es un relato ficticio que desemboca en una enseñanza moral. La moraleja es la misma que la de su eminencia en el relato: Dios escribe derecho con renglones torcidos, pero a mí me gusta más expresarla con las palabras de san Pablo en Romanos 8, 28: «Todo es para bien de los que aman a Dios».
Te recuerdo, Lotrives, que fui numerario del Opus Dei y que ahora soy cooperador, lo que significa que rezo a diario por el Opus Dei y colaboro económicamente en sus actividades. Pero nadie, ni dentro ni fuera del Opus Dei, me ha sugerido que publique parábolas sobre el Opus Dei. Esta fabulación es solo mía y de ella respondo.
¡Feliz Pascua de Resurrección!
Pablo Bilz