Esto no es fábula, sino dos cánones del CIC publicado en 1983 por Juan Pablo II que, por referirse a prelaturas y laicos, los jefes del Opus Dei debían conocer y cumplir desde 1983:
296 «Mediante acuerdos establecidos con la prelatura, los laicos pueden dedicarse a las obras apostólicas de la prelatura personal; pero han de determinarse adecuadamente en los estatutos el modo de esta cooperación orgánica y los principales deberes y derechos anejos a ella».
227 «Los fieles laicos tienen derecho a que se les reconozca en los asuntos terrenos aquella libertad que compete a todos los ciudadanos;...»
En la Obra se mantiene que los célibes deben entregar todo su sueldo, a pesar de que en ningún sitio de los estatutos se dice algo así que, desde cualquier punto de vista, es un deber muy principal (296).
En ningún sitio de los estatutos se dice que hay que consultar para leer libros, que no hay que ir a cine, teatro, ni espectáculos públicos, y otras muchas prácticas que limitan "aquella libertad que compete a todos los ciudadanos" (227).
Esto no es una cuestión de "no haber estado a la altura", se parece bastante más a una estafa a sus propios miembros, al decir una cosa al Vaticano y otra distinta a sus miembros.
Esto no es fábula, sino dos cánones del CIC publicado en 1983 por Juan Pablo II que, por referirse a prelaturas y laicos, los jefes del Opus Dei debían conocer y cumplir desde 1983:
296 «Mediante acuerdos establecidos con la prelatura, los laicos pueden dedicarse a las obras apostólicas de la prelatura personal; pero han de determinarse adecuadamente en los estatutos el modo de esta cooperación orgánica y los principales deberes y derechos anejos a ella».
227 «Los fieles laicos tienen derecho a que se les reconozca en los asuntos terrenos aquella libertad que compete a todos los ciudadanos;...»
En la Obra se mantiene que los célibes deben entregar todo su sueldo, a pesar de que en ningún sitio de los estatutos se dice algo así que, desde cualquier punto de vista, es un deber muy principal (296).
En ningún sitio de los estatutos se dice que hay que consultar para leer libros, que no hay que ir a cine, teatro, ni espectáculos públicos, y otras muchas prácticas que limitan "aquella libertad que compete a todos los ciudadanos" (227).
Esto no es una cuestión de "no haber estado a la altura", se parece bastante más a una estafa a sus propios miembros, al decir una cosa al Vaticano y otra distinta a sus miembros.